21 de noviembre de 2024
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Elizabeth Gaskell utilizó la literatura gótica para cuestionar el patriarcado

  • En el libro Tres relatos góticos, la escritora británica trasluce cómo vivían las mujeres de su época  (1810-1865), los roles que les correspondían, sus miedos, y sobre todo la terrible forma en que los hombres decidían sobre sus vidas
  • Está conformado por “La historia de la vieja niñera”, “La clarisa pobre, y La mujer gris”

Irma Villa

En Xalapa, la ciudad capital del estado de Veracruz, se encuentra la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV), una casa literaria con 67 años de existencia, que comenzó publicando a jóvenes que después se convirtieron en grandes escritores y escritoras cuyas obras son referencias obligadas en la literatura hispánica: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, José Revueltas, Juan Carlos Onetti, Elena Garro, Blanca Varela, Eraclio Zepeda, Rosario Castellanos,  Álvaro Mutis, Jaime Sabines, Juan de la Cabada, Luis Cernuda, Emilio Carballido, José de  la Colina, Enrique Serna, principalmente.

Bien, después de esta pequeña presentación, me permito decirles que esta editorial universitaria ha continuado con la promoción de noveles autores, pero sobre todo se ha dedicado, a través de sus colecciones, a dar a conocer obras clásicas de diversas partes del mundo.

Este es el caso del título 83 de la colección Biblioteca del Universitario, Tres relatos góticos, de la escritora británica Elizabeth Gaskell, conformado por “La historia de la vieja niñera”, “La clarisa pobre, y La mujer gris”.

Es el título 83 de la colección Biblioteca del Universitario, Tres relatos góticos, de la escritora británica Elizabeth Gaskell, conformado por “La historia de la vieja niñera”, “La clarisa pobre, y La mujer gris”.

Hay que agradecer a Lya Morales Hernández por traducirla al español, porque nos permite conocer el pensamiento de la escritora inglesa de quien se dice era conservadora, pero se liberaba en su escritura, en la que trasluce cómo vivían las mujeres de su época  (1810-1865), los roles que les correspondían, sus miedos, y sobre todo la terrible forma en que los hombres decidían sobre sus vidas, ejerciendo sobre ellas todo su poder de machos.

En la portada se ve una ilustración digital de Elisa Vázquez, integrante del Taller de Grabado de la Facultad de Artes Plásticas de la UV. Consta de 195 páginas, el prólogo es de Lya Morales Hernández.

Ambientados en la época victoriana, sus personajes están cargados de complejos, culpas, miedos, y diatribas morales. En los tres cuentos las protagonistas son mujeres ordinarias que las circunstancias del momento convirtieron en extraordinarias; contienen los elementos que exige la literatura gótica: eventos sobrenaturales, misterio, terror, criaturas malvadas, espectros, sangre, crueldad, crímenes, castillos oscuros, iglesias y casas cuya arquitectura es burda.

En “La historia de la vieja niñera”, una buena mujer describe a los hijos de su ama, lo que ambas vivieron en la mansión ubicada en los Páramos de Cumberland: una casa enorme, en donde el ala este se mantenía siempre cerrada; por momentos, especialmente al caer la noche, un órgano dejaba escapar melodías a pesar de estar cerrado y en malas condiciones; pero lo más grave de todo era el odio desatado, por amor, entre las dos hermanas Furnivall cuando eran jóvenes, y que originó todas las desgracias acontecidas en esta familia. De ahí que la hermana sobreviviente repitiera: –¡Ay, no! –¡Ay, no! ¡Lo que se hace en la juventud no puede revertirse en la vejez!

En “La clarisa pobre”, también la tragedia recuerda que el pasado no se evapora, que el tiempo es una línea sin medición, como lo pudo comprobar Bridget Fitzgerald, mujer que sirvió a la señora Starkey desde que esta nació; y quien alguna vez también estuvo casada, fue madre de una hermosa hija que desaparecería, dejando solo un perrito, el cual se convirtió en su fiel compañero hasta que un bribón se lo mató, acto que ella no pasaría por alto y le profirió una maldición: “¡Hagan caer todas las penurias sobre su cabeza por ello, benditos santos! Él creyó, porque me vio sola y pobre, que soy indefensa, pero ¿acaso no son para aquellos como yo los ejércitos del cielo?

Como pueden ver, aquí también hay una lección moral, que Elizabeth Gaskell sabe utilizar muy bien en sus relatos y novelas, donde todo aquel que actúa mal recibirá su castigo.

El libro cierra con “La mujer gris”, de los tres relatos, el más realista. Aquí no aparecen fantasmas, la autora recrea con gran presteza la sordidez del alma humana, la ambición que guía a Monsieur de la Tourelle a conseguir fortuna sin ponerse límites, porque lo importante es pertenecer a un estrato social en el que no ha nacido. Sólo la intuición de su esposa Anna Scherer, una alemana que pasó de ser una belleza en rosa a una gris, pudo detenerlo, aunque el costo fue acabar con ella misma y de paso con la felicidad de la hija de ambos: Úrsula, quien igual que su madre se enamorará de un francés.

Espero les guste esta breve reseña. Los invito a leer una más el próximo jueves 22 de agosto.

Para más títulos de la Editorial de la Universidad Veracruzana visite: https://libreria.uv.mx/