“Hay que tener una visión de futuro y un plan”: Enrique Posada Cano
- Todos abrimos caminos o cerramos caminos. Para mí, la vida es como una novela. La vida se compone de capítulos y, uno todos los días vive un capítulo. Al día siguiente tenemos la posibilidad de continuar ese capítulo o concluirlo
Para conmemorar la partida del reconocido sinólogo, y diplomático colombiano Enrique Posada Cano (1936-2024), y con la autorización de los autores, los invitamos a leer una entrevista, que originalmente se publicó en el libro Historia oral: Testigos del intercambio cultural entre China y América Latina (2019), editado por Guo Cunhai, de la Academia China de Ciencias Sociales, y publicado por la editorial Zhaohua. Esta entrevista tuvo lugar en la sede del Instituto Confucio de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el primero de febrero del 2018, “día sin carro” en la capital colombiana. Entre los temas que se abordaron están: la imagen de Colombia en China, relaciones bilaterales, el poder blando y la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Por: Luis Horacio López Domínguez, Academia Colombiana de Historia, y Luis Cantillo, Universidad Externado de Colombia.
En su primera incursión en China ¿qué imagen tenían ellos de Colombia y cómo esa imagen ha cambiado a través de los años?
No ha cambiado. Lo grave es que ni siquiera tienen una mala imagen de Colombia. Ellos preguntan: ¿Dónde queda Colombia? Eso es triste. Una becaria nuestra que está en China, que ya lleva dos años allí y es antioqueña, nos dice: «Es lamentable, la gente piensa que porque soy blanca soy de Europa. En cambio, otro becario colombiano que está allá, de piel morena, la gente piensa que es de África. ¡No lo ubican!”
García Márquez es otro cuento; es conocido, pero en un circulo intelectual. Hoy en día están llegando a China muchos futbolistas colombianos, pero no sé qué repercusión tengan. Lo único cierto es que la imagen de Colombia está por hacer.
¿Cuál fue su experiencia dando a conocer nuestro país?
Uno allá como diplomático trata de hacer algo. Por ejemplo: yo estuve trabajando en el primer convenio del café, me apoyó en todo el ministro Rodrigo Lloreda. Esa fue una iniciativa de empresa mixta. Nosotros la comenzamos y eso ha crecido, pero ir más allá, hacer divulgación en un país de más de 1.300 millones de habitantes requiere mucha inversión y talento humano. Así que es mucho lo que hay por hacer.
¿Qué estrategias se podrían desarrollar para promocionar a Colombia?
Colombia no ha hecho nada para cultivar una imagen en China. Si se quiere lograr, lo primero por hacer es penetrar los medios de comunicación chinos. Pero eso tiene un costo, hacer divulgación en la prensa y los medios de comunicaciones tiene un precio que no sé si el país tiene el interés de pagarlo. Esto es lo que se conoce como el soft power, poder blando, en el cual España se muestra con cierta capacidad porque cuenta con el Instituto Cervantes y tiene un comercio bilateral respetable. Estados Unidos cuenta porque es Estados Unidos. Para los chinos, gracias a una característica que se llama en economía “la complementariedad”, Estados Unidos está en la punta del iceberg. En cuanto a América Latina, nuestro país empieza a ser importante para China en los últimos años por el intercambio comercial que se desarrolla de manera positiva.
Hablemos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta
A raíz del Congreso 19vo del Partido Comunista, yo veo una China que se proyecta cada vez más a nivel global. Ese congreso significó el posicionamiento de un líder como hace rato no se veía, es Xi Jinping. El señor Xi, es llamado hoy “el segundo Mao», y llega con una vocación de poder, con un proyecto de nación y de país que lo resume en dos frases: «En el 2025 llegaremos a un estatus de país medianamente acomodado, y en el 2050 China se posicionará en el mundo». Es decir, hay una perspectiva de un plan estratégico hacia adelante, que se vio reflejado en la penúltima conferencia de Davos en Suiza, donde Xi Jinping se proyectó como un líder mundial. Con la coyuntura de unos Estados Unidos en declive, que dejaron el espacio abierto. La ausencia de uno y la presencia del otro son coincidentes. ¿Cómo llamaríamos a esto en física? ¡Un émbolo!, el émbolo que baja a uno sube al otro. Entonces encuentro un espacio gratuito, que es prácticamente la retirada de Estados Unidos del liderazgo mundial, y sobre eso sube un líder de una nación en ascenso, que es China.
Dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, ¿cuál sería el espacio para América Latina?
¡Ah! eso está resumido en la conferencia de China-CELAC de enero de este año, donde se plantea que La franja y la ruta tiene un espacio natural en América Latina. En este caso Chile, Perú y Costa Rica son los tres puntales, todos con tratados de libre comercio con China y los tres con costas en el Pacífico. Entonces, está muy claro que La franja y la ruta es un proyecto multimodal que cubre el mundo: sale de China, pasa por Europa, llega hasta a África y América Latina. Ya está entrelazado el transporte terrestre con el transporte aéreo y marítimo. Además, no podemos olvidar la conectividad y el Internet. Ahora China también es uno de los líderes mundiales en este campo, entonces uno dice: el mundo cambió.
¿Cómo ve las relaciones bilaterales Colombia – China?
Se ha avanzado, hoy en día China es el primer socio comercial de Colombia, pero principalmente por importaciones. El déficit entre Colombia y China está en el orden de los seis mil millones de dólares, lo que resulta desfavorable para nuestro país. ¿Por qué? Pues porque Colombia no tiene una canasta exportable, sólo podemos hablar de café, pero el tema del café es un tema de penetración lentísima de mercado en una cultura del té. Es cierto que la juventud está cada vez más abierta al café, miremos nomás el éxito que han tenido las tiendas de Starbucks cuando Colombia pudo haber sido pionero en este campo con Juan Valdez.
¿Cómo podríamos mejorar la balanza comercial?
Una mano de obra barata no es el factor primordial de los precios bajos de los artículos chinos. El primer factor que hay que entender es que China tiene una economía de escala. Ellos producen para millones de millones. Por ejemplo, los pesebres, ¿cuántos son los cristianos del mundo? Los chinos sin ser creyentes, porque la mayoría son ateos, producen todos los pesebres y todos los artículos de navidad para el mundo. En ese camino no vamos a ser competitivos con ellos ni en cien ni en doscientos años. Entonces, Colombia debe buscar en qué somos fuertes. Por ejemplo, en biodiversidad. Eso atrae. ¿Cómo venderlo? hay que invertir, hay que hacer una investigación. Otro ejemplo: frutas tropicales, pero eso también requiere una inversión. Los chinos cuando vienen acá y les damos frutas, se embelesan.
Los chinos se asombran de nuestro Instituto de Bienestar Familiar (ICBF), es modelo, vienen e investigan cómo es por dentro el ICBF; o sea que en el tema de la niñez Colombia tiene fortalezas. En China lo que asombra no son las cifras monstruosas del crecimiento, lo que asombra es la velocidad con que el país ha logrado tanto, entre eso, que en cuatro décadas creó el tejido legal, la súper estructura jurídica del país que estaba en las obras de Mao. En las obras de Mao estaba el código penal y antes en Confucio, en los cuatro libros de Confucio estaba el derecho, por el cual los chinos resolvían los litigios de tierras, de linderos. Entonces, Colombia tiene para ofrecer en aspectos jurídicos.
¿Cuáles magistrados colombianos han estado en China? Son pocos los que no han estado. De Venezuela fueron muchos, de Italia y otros países, y los chinos han aprendido a construir sus códigos y todo su tejido legal. Que son imperfectos, claro, pero están marchando hacia adelante. Entonces, tenemos mucho conocimiento que le podemos ofrecer al Gigante Asiático. China tiene debilidades y Colombia tiene fortalezas, entonces dejemos ese complejo de inferioridad.
Así como China difunde su cultura en el mundo con el Instituto Confucio, ¿Colombia cómo podría aprovechar mejor el soft power?
El soft power es de cualquier nación. Lo que pasa es que el soft power depende de la capacidad financiera del país, como la tiene Estados Unidos con el Centro Colombo Americano, o Alemania con el Instituto Goethe, entre otros. Aunque Estados Unidos no tiene que gastar tanto porque toda la música que se produce allá al otro día la escuchamos acá, pero todos invierten. Entonces, Colombia podría establecer un soft power con el nombre de Gabriel García Márquez para penetrar más en Asia, pero eso necesita recursos y no lo veo así de inmediato.
Cuando uno habla de vender conocimiento en Asia, un empresario, alguien de los llamados pragmáticos, pregunta: «¿Pero eso cuánto representa en dólares?» Es un problema de inversión en recursos, de todos los días trabajar más. Llevamos en esto décadas, se trata de ir sumando fuerzas a ver si un día uno de nuestros presidentes dice ¿qué es China y qué podemos hacer con ellos? Si el gobierno no da un paso, los empresarios tampoco. Se necesita cooperación, una cooperación entre el sector público y privado. Así que no nos llamen soñadores utópicos.
¿Hay algún proverbio o pensamiento chino que le gustaría compartir?
Un proverbio que me gusta: «En el viaje largo se conoce la fuerza del caballo, y en prueba larga el corazón del hombre», es decir, conviviendo y compartiendo con la otra persona. Un pensamiento, Mao dice: «El tao es el camino, abrir el camino es más importante que llegar a la meta». Todos abrimos caminos o cerramos caminos. Para mí, la vida es como una novela. La vida se compone de capítulos y, uno todos los días vive un capítulo. Al día siguiente tenemos la posibilidad de continuar ese capítulo o concluirlo. Según Confucio, más aun, según la dialéctica china, en la vida ninguna ventana se cierra sino por voluntad propia. Pero eso sí, hay que tener una visión de futuro y un plan. Y de momento escribo mucho, que es lo que más me gusta a mí, escribir novelas, soy un novelista nato, 没有办法 (no hay remedio).